Antes de iniciar
con el análisis de la ventajas y desventajas de los multimedia en el
ejercicio del periodismo es necesario establecer que La convergencia digital se define como la
interconexión de tecnologías de la computación e información, contenido
multimedia y redes de comunicaciones que han llegado como resultado de la
evolución y popularización de internet, tanto como de
actividades, productos y servicios que han emergido desde el espacio digital.
Es evidente y tangible que la convergencia
digital
está teniendo repercusiones de enorme magnitud sobre la profesión periodística.
Entre ellas la modificación de los patrones de producción, distribución y
consumo de la información y, para algunos, también, lo que podríamos denominar
la creación de una nueva versión de periodismo. Así las cosas, la pregunta
obliga es: ¿la convergencia digital fortalece o debilita los valores del
periodismo y si puede considerarse que las nuevas tecnologías favorecen la
creación o consolidación de un nuevo
periodismo?.
Con la tecnología de
la información y la comunicación, y con la Internet en particular, las versiones de los
hechos en circulación se multiplican
exponencialmente, generándose versiones infinitas de lo que llamamos realidad.
Y “dada la falta de fiabilidad de las nuevas fuentes de información” la
convergencia digital conduce a un aumento todavía mayor de la confusión. Pero
si bien es cierto que tenemos infinitas versiones de la información a nuestro
alcance también es cierto que, entre ellas, casi siempre se encuentra
igualmente a nuestro alcance la mejor versión posible. O, cuanto menos, la
mayor información disponible permite aumentar las posibilidades de conseguir la
mejor versión posible de un hecho, entendiendo por mejor aquella que atienda de
forma más rigurosa al contexto implícito y explícito del mismo.
Las TIC generan una
revitalización de la trampa de la objetividad. La posibilidad de que todos
tengamos acceso a los hechos fomenta un periodismo de los hechos, fundamentado
en el “escepticismo epistemológico” dado
que la verdad no existe, remitámonos sólo a los hechos. Pero los hechos pueden
resultar insuficientes incluso para trasladar algo lejanamente próximo a una
información honesta. Es preciso informar de la “intención” que esconden los
hechos. Para Burguet, la objetividad además de imposible es “insuficiente”,
porque los datos reclaman ser interpretados para que el receptor de la
información pueda saltar de su significado inmediato, a menudo insustancial a
su sentido profundo.
Pero si las TIC
revitalizan la trampa de la objetividad también pueden suponer un beneficio en
la metodización del periodismo. La informatización de la profesión facilita la
instauración de métodos objetivos de obtención de la información (para
garantizar la búsqueda desinteresada de la mejor versión) –piénsese en
cualquier tipo de técnica informatizada que se pueda aplicar a las fases de
recopilación y manipulación de la información–. La tecnología dota de mayores
recursos para construir ese método o disciplina de trabajo que suministra al
periodista honesto la competencia necesaria.
Por Jose Herrera.
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